Revista Contemporanía Numero 4-5 43
Por Ignacio Nova
Eric Genao, de la última promoción de artistas plásticos, de esos que emergieron del colectivo la Generación del 80´70, consolido su oficio y su significación __________________________.
En el mes de abril expuso en el Museo de Arte e Historia de Puerto Rico, institución que se esta convirtiendo, por su acción, en la más dinámica y dominicanista de las instituciones extranjeras; y expuso también en la Galería Deniels´, desde el 25 de septiembre hasta el 14 de octubre, de 1989.
Eric Genao, egresado de las aulas de arquitectura de la UASD, lo mismo que de la Escuela Nacional de Bellas Artes, ha asumido responsablemente el oficio de pintor, conformando ya una personalidad plástica distintiva, de rasgos propios e interesantes atributos.
Identificado inicialmente con una figuración de estrambótico y fantástico zoológico galáctico, asumido como ejercicio y experimento, y evidenciando una predilección por el volumen y lo circular, Eric Genao evolucionó, desde 1988 cuando expuso en el Voluntariado de las Casas Reales, a una pintura mas novedosa y personal que se ratificó en la muestra de Puerto Rico y se reconfirmó en sus tridentes tainistas de 497 años después realizados en Deniels´, el año pasado.
El avance es el resultado de varias incorporaciones resolutivas que afirmas – muy bien aprovechada- la continuidad técnica propia, la nacional y la internacional. Y si desde entonces vimos claros referentes dominicanos en su obra: Peña Defilló, el de Mundos Paralelos y Desde el Origen, con la técnica de las salpicaduras que en Eric Genao son gruesas, y corroboramos el cromatismo Oviedo, presente también en el resultado de una inigualable conciencia ante el formato que, por la formación arquitectónica de Genao, parece natural. En esta segmentación –discreta o no- de la totalidad en cuadrantes por el sistema de las coordenadas precisados, percibimos el aliento refrescante del Obregón que, sin marcarlas, deja intuir en sus estructuras ese efectivo eje cartesiano como necesaria geometría rectora de lo visual y de lo compositivo. A diferencia de Obregón, que instala la flora en un denso agrupamiento caligráfico, Eric Genao, en ese aspecto, el informacional si se quiere, ha incursionado como originalidad en el oficio. Prefiere engendrar, desde el inconsciente, formas, peripecias cromáticas y matericas predominantemente centrales, que bajo un escrutinio riguroso conducen al fracaso de la apariencia e instalan poderosas sugestiones vinculadas a veces a signos misteriosos, a sus maquinarias-objetos anteriores, permitiendo que conviva, en el marco de lo abstracto, la “extrañizacion” del medio plástico o, mejor planteado, la “extrañizacion” de las formas gracias al modo de actuar sobre la imagen.
Tanto en la muestra de Puerto Rico como en la de Deniels´, queda claro que para Eric Genao la luz engendre las formas o que es la reveladora de los elementos de interés, robados de la densa oscuridad como en el viejo tenebrismo. Artificiosamente quizás, pero de aliento muy personal, en los cuadrantes que la aplicación del eje cartesiano sobre el formato engendra, una extraña relación se corporiza y en los mismo símbolos se pueden unir dos tiempos robustos: la prehistoria y la modernidad, con sus atributos distintivos ambos: los petroglifos, los diseños esquemáticos y lineales de la cultura taina, o la ilusión de capsulas espaciales o fálicas, arrebatados todos al sueño, al poder o a las ansias.
Otras veces esa lectura es posible solo parcialmente porque una suerte de ocultismo arropa la iconografía, haciéndola un acertijo y abriendo múltiples lecturas e instalando un comportamiento “extrañizador”-¿surreal?-del motivo que apenas sugiere su estructura al golpe revelador de la luz-color. Se fortalecen así esas atmósferas suyas, ¡siempre confinadas a los cuadrantes!, que lo envuelven todo como el gas y que Eric Genao logra gracias a la discreción de la luz plasticista, de las veladuras y de la persecución de las transparencias. Con ellos se hace cierta su habilidad en el artificio ilusionista, en el cromatismo sensualizante y en el diseño estructural.
Quizás seria indispensable para configurar la voluntad plástica de Genao, insistir en esos dos elementos: la luz-reveladora-y la geometría euclidiana y organizadora. En lo concerniente a la génesis de su nueva pintura, ellos parecen determinantes. La porción de la “realidad” que apenas respira en algún cuadrante, se repliega ante el rigor compositivo y la nueva mirada esencialista. La estrategia del pintor se sostiene en recurrir al motivo para desaparecerlo. Así lo recupera desde la óptica del diseño y de la utopía del símbolo.
A pesar de que estos son los rasgos distintivos mas novedosos de su proceso actual, en el que la manipulación del motivo es tan significativa, aquella zoología constructivista, o futurizante o galáctica, de libre fantasía y predilección volumétrica que lo caracterizaba antes, ha cedido dejando sensibles huellas. Se han conquistado ahora enunciados plásticos libres de dognatismos, organizados en unos esquemas centrales que, como en el pasado, prefieren los cuernos vikingos-¡bellísima obsesión mitológica!- y la arquitectura de las armaduras feudales que trajo la colonia: ambos símbolos de una guerra que nuestra historia ha sufrido y cuyo drama queda latente en el modo como Genao nos lo devuelve, sin que se pierda el arrebato subliminal de una imaginación inquisidora, solo por lo sensual y lo conceptual dominable.
El ejercicio intelectivo de lo morfológico es también propio de Genao. Gracias a el, el tinglado de lo cotidiano se transforma en morbo lirico, estremecedor, pero sin acceso a significados inmediatistas. Prefiere la incursión que posibilite alguna percepción desencadenante de aquella especie de eros alrededor de los extremos propios de la relación estética: el ideal y el sensorial, vindicados ambos. El resultado es previsible: la abstractizacion de lo inmediato por un nuevo ensamblaje de las partes y la revisualizacion de su organización. La iluminación (color) hace el resto, lo mismo que los bien pensados reforzamientos de la materia plástica y sus texturas consecuentes. En este punto me siento mas cómodo pensando en el “extrañamiento” del símbolo de lo inmediato, de lo imaginario y de lo histórico como estrategia definitoria de la pintura actual de Genao. Extrañamiento digo; no distanciamiento brechtiano-o verfrendung. Extrañamiento que por su estrategia abstractizadora trae la consciencia, no de la realidad sino de la fantasía, aunque fondeada en los históricos, en lo telúrico y en lo tecnológico, apreciados desde una perspectiva surreal y sobrerreal que no claudica ante lo figurativo. El verfrendung fue sociológico, epistemológico, cientificista. Este extrañamiento de Genao: utópico y revelador desde la lógica de lo irracional. Creo que el asombro ante la pintura de Genao no se explicaría puesto que, por su carga surrealista de nuevo cuño, es natural que a partir de las propiedades del objeto se instalen, arrastrándose casi milagrosamente, un montón de verdades nuevas, iluminadoras y mas anchas.
Con la insistencia en lo simbólico –columnaje de la comunicación-, muchas veces de intención cultural e incluso nacionalista (petroglifos y diseños tainos, segmentos de solitarias y quiméricas arquitecturas, motivos de la represión, el coloniaje, el deseo y el eros; la maquinaria fantástica de la era espacial conviviendo en las estructuras fálicas y en la inespecífica ilusión de rebeldía) se instaura la monarquía del concepto deliciosamente arrastrada por un sensualismo plasticista logrado con el color.
Advierto, finalmente, que el acercamiento a la pintura actual de Genao tras los develamientos signico y de los significados puede ser, muchas veces, una frustración lamentable por aquella voluntad extrañizadora con la que el pintor asume el oficio y lo lanza igualmente a las regiones de los sentidos y del entendimiento. La incertidumbre y la revelación –casi irracional- se nos presentan juntas, como nunca las hayamos experimentado. Quizás ellas sean el único acicate para que iniciemos una lectura nueva, que vindique nuestra percepción, con sus verdades y sus mentiras, ante estas conquistas plásticas que técnicamente se resuelven en el exquisito y poéticamente aspiran a la iluminación que solo aporta el enigma.
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