EL CARIBE, 12 de ENERO de 1985, Pag-12
Itinerario de exposiciones Por Laura Gil
En Arawak Eric Genao
El joven artista, pintor y arquitecto Eric Genao, miembro del grupo que se ha denominado Generacion del 80 o Colectivo 80, expone por primera vez de forma individual su obra en la Galería de Arte Arawak.
Como rasgos mas aparentes de la actividad pictórica de Genao, captables a simple vista, se ha preciso señalar el uso exclusivo de la acrílica, manejada con extrema pulcritud, la firmeza y precisión del dibujo, la influencia, mas o menos manifiesta de Ivan Tovar, detalle este ultimo típico de los artistas jóvenes, cuya peculiaridad estilística y de cosmovisión se encuentra en periodo de formación, y finalmente, la determinación de la obra dentro de un surrealismo orgánico, que empieza ya a manifestar los caracteres definidores de una individualidad artística.
La corriente de onirismo y surrealismo que señalaba Geo Ripley en el reciente coloquio celebrado en el Museo del Hombre, tendencia poderosa de la joven pintura nacional, encuentra en Genao, como en Carlos Santos y otros más, un genuino representante. La asociación libre, patrón ordenador de los signos en todo discurso surrealista, sea de matiz freudiano o no, induce a la imaginación visual de Genao a producir imágenes orgánicas, en dos sentidos: el primero, que denota su formación de arquitecto, de la articulación de la imagen, que resulta orgánica en el mismo sentido en que lo es la arquitectura orgánica de Frak Lloyd Wright. El segundo, es aquel en que el artista se sirve de formas de la materia viva, de los organismos vivientes, sazonadas, a menudo, como es nuestro caso, con un tanto de erotismo.
Todo esto apunta, como indica ya el titulo de la exposición, “Transfiguración”, en el discurso pictórico de Genao, a la revelación de una continuidad ontológica, y una capacidad de transformación de la substancia viviente, que se inicia en la articulación de elementos orgánicos, fálicos o cardiovasculares, con otros procedentes de la maquina, o vertiginosas geometrías o perspectivas, en las que, quizás, podría verse algún eco de la pintura metafísica italiana. La carne, la sangre, lo vital, engendra lo intelectual y el espíritu, y ambos permanecen inseparables, haciéndose mutuamente prisioneros, transmutables, intercambiables, a causa de la continuidad del ser, que los envuelve.
Las formas inquietantes y misteriosas creadas por la imaginación de Eric Genao, flotan sumergidas en una luz verdosa, sustraídas tanto del tiempo como del espacio empírico, para situarse en un plano intemporal.
A todo ello hay que añadir que Eric Genao es ya un equilibrado colorista, que mantiene en un tono medio vivaz, pero sin estridencias, el cromatismo de sus pinturas.
Sábado 9 de febrero de 1985 Isla Abierta suplemento de Hoy
Comentarios recientes